LA PREDICCIÓN DE UNA SENTENCIA

Se calcula que en los próximos años la mitad de las tareas que forman parte de la rutina habitual de los bufetes serán reemplazadas por la Inteligencia Artificial. Serán en buena medida procedimientos de trabajo manual, en los que no interviene la pericia de los abogados y, por tanto, no requieren de un especial valor añadido.

Si bien estaríamos todos de acuerdo en que, con la adecuada supervisión, la rutina jurídica diaria pudiera automatizarse, las dudas crecen en relación con otras facetas del machine learning como la predicción de sentencias. Desde hace años, se suceden pruebas con herramientas informáticas que han ido sofisticándose hasta conseguir definir aspectos tan amplios como la visión estadística del funcionamiento de un juzgado; las probabilidades de éxito en caso de recurso; el criterio de cada tribunal, sala, sección o ponente; o el conocimiento de la trayectoria, líneas argumentales y posicionamiento de un juez.

Ante esta situación, algunos países empiezan a acotar el terreno de juego de estas nuevas aplicaciones y, por ejemplo, Francia ha decidido prohibir la publicación de información estadística sobre las decisiones y el patrón de conducta de los jueces en relación con sus sentencias. Aunque la limitación se circunscribe al hecho de publicar estos datos y, en principio, podrían ser utilizados de forma interna por los abogados o bufetes, es cierto que esta medida empieza a marcar una tendencia que, a la espera de ver la actitud de otros estados al respecto, puede llevar a restringir el uso de este tipo de software.

A favor y en contra de la regulación

En relación con esta decisión, la profesión se divide entre aquellos contrarios a ella porque entienden que el sector debe ser transparente y abierto, con información accesible a cualquier despacho independientemente de su poder adquisitivo y los que entienden que la prohibición busca evitar presiones para los jueces y el comercio de estrategias procesales.

También hay quien considera que el uso generalizado de este tipo de herramientas legaltech puede acabar restando naturalidad a las decisiones judiciales, ya que, normalmente, los jueces y juezas abordan sus sentencias caso por caso, sin tener en cuenta la existencia de una posible tendencia y, en su caso, conocerla podría hacerles tenerla en cuenta, influyendo en sus decisiones. A ello se añaden las dudas que puede generar el hecho de que sean empresas privadas las que recopilen esos datos estadísticos, con el riesgo de sesgo que pueda existir.

Y, siguiendo esta línea, ¿llegaremos a los jueces-robot? Si bien algunos países ya están introduciendo esta posibilidad para casos cuya resolución es evidente de antemano, siguen surgiendo dudas sobre su idoneidad por la posibilidad de que otras figuras de la administración absorbieran estos trámites, aunque es cierto que podrían ser de ayuda para paliar en parte la alta litigiosidad de nuestro sistema judicial.