Consultar el correo de la empresa fuera del horario laboral o buscar los vuelos de las próximas vacaciones desde el puesto de trabajo, tiene un nombre: Blurring. Este término, nacido de la suma del verbo To Blur o difuminar y las iniciales de Business y Leisure, da nombre a uno de efectos más recientes de las nuevas tecnologías: el progresivo desvanecimiento de la frontera espacio temporal de los terrenos personal y profesional.

Esta tendencia, totalmente integrada en nuestras rutinas diarias, viene dada por la tecnología de la movilidad, que posibilita estar conectado desde prácticamente cualquier punto del globo las 24 horas del día, los 365 días al año.

En el lado positivo de la balanza, la ruptura del concepto tradicional de puesto de trabajo ha abierto las puertas de una de las medidas de conciliación con mayor poder de influencia en los resultados de clima laboral de las organizaciones: el teletrabajo. Mientras, entre los efectos negativos de los nuevos hábitos destaca el descenso de la productividad por los nuevos “ladrones de tiempo”, el riesgo de pérdida o sustracción de información corporativa o el estrés laboral derivado de la falta de desconexión.

Como cualquier cambio de modelo, la evolución de los hábitos de trabajo conlleva un periodo de ajuste y nueva regulación. En este sentido uno de los primeros países europeos en abordar el blurring ha sido Francia, que desde el 1 de enero de 2017 reconoció el derecho de los trabajadores a “desconectarse” fuera del horario de trabajo.  El objetivo de la medida, integrada en una reforma laboral más amplia, es acabar con el estrés generado por la incapacidad de desconectar una vez finalizada la jornada.

Cabe recordar que el país vecino ya fue pionero en este ámbito cuando en 2014 los sindicatos llegaron a un acuerdo con las consultorías y las empresas del sector tecnológico en el que se obligaba a los empleados a apagar sus teléfonos móviles, a la vez que se les prohibía el acceso al correo electrónico fuera de su jornada.

En España, no hay ninguna normativa al respecto pero han sido varios los partidos políticos que han planteado en el Congreso la necesidad de consensuar con los agentes sociales una regulación en este ámbito. Meses atrás el entonces ejecutivo popular anunció que estaba estudiando la posibilidad de introducir una nueva normativa, es pues previsible que sea uno de los retos a los que se enfrente la nueva titular de trabajo Magdalena Valerio.